Se acerca la hora de definiciones y varias encuestas que circulan en el Patria muestran la extrema necesidad de varios intendentes peronistas de ir pegados a Cristina Kirchner para retener sus territorios.
La cercanía del 22J -fecha de inscripción final de candidaturas para el proceso electoral nacional y también en la provincia de Buenos Aires- motoriza los nervios propios de estas instancias que tienen dos insumos principales en estos días, el primero el juego de decodificación de las señales de Cristina respecto no ya solo de su candidatura (la que muchos dan por descontada) sino que también sobre “cómo” ordenará el particular territorio bonaerense. El segundo, las encuestas que empiezan a correr de mano en mano y de boca en boca y que -cuando coinciden en tendencias- ponen contentos a algunos y extremadamente preocupados a otros.
La debacle de la gestión de Macri no sólo ha arrastrado a la gobernadora María Eugenia VIdal, también son varios los intendentes que ven su imagen, su gestión y, sobre todo, su potencia electoral, afectadas profundamente por la impronta de la crisis.
Entre tantos, dos casos surgen paradigmáticos de la necesidad de los jefes territoriales de contar con CFK tanto en la boleta como en la previa ordenando las internas que en todos lados siempre existen. Moreno y Merlo comparten límites geográficos, intendentes peronistas y, en estos días, un inestable equilibrio político dentro del distrito que espera las definiciones de la macro de la política para aliviar el largo camino hacia octubre.
Walter Festa y Gustavo Menendez también comparten su llegada a la intendencia bajo el paraguas de la renovación vía internas que auspició en el 2015 CFK y les permitió a ambos destronar a viejos barones en su distrito. La paradoja es que, apenas 4 años después, ambos precisan ahora de la misma cobertura para evitarse disgustos que pueden venir por esas internas que en algún momento ellos mismos reclamaron. Ahora bien, esto es así porque ambos padecen una enorme merma en su potencia electoral y las encuestas que circulan en los alrededores del Instituto Patria -algunas de ellas efectuadas por consultoras tradicionalmente cercanas al kirchnerismo- marcan que ambos se encuentran muy por debajo del comportamiento electoral de Cristina Kirchner con diferencias de mas de 20 puntos entre la ex presidenta y los intendentes y con un nivel de aprobación de gestión sensiblemente bajo. El caso de Moreno es que el quizás menos llame la atención al respecto ya que la gestión de Festa vino padeciendo los rigores heredados y los errores propios desde los albores de su mandato.
El caso de Menendez, por el contrario, despierta mayor sorpresa puesto que el alto perfil del intendente también estuvo acompañado al principio de su gestión con fuertes números positivos que se han ido licuando progresivamente hasta el precario presente. En ambos casos florecen las internas que siempre vienen apalancadas con gestualidades que ponen de punta los nervios de los jefes territoriales como cuando hace pocas semanas el propio Máximo Kirchner hizo pie en Moreno acompañado de una dirigente local claramente enfrentada a Festa.
A medida que se acerca la hora de las definiciones parece claro que aquella camada de intendentes que hacia el 2016 se paseaba por el escenario político nacional como la renovación del peronismo e incluso hasta hace algunos meses se planteaba la discusión por la política grande de la provincia hoy aspira a que no le abran internas y llevar con exclusividad el salvavidas de Cristina en su boleta.